MÁNCORA SOLO EN CINES

JASON DAY "QUIERO MANTENERME VIVO"

Jason Day hizo posible el concierto de Jorge Drexler. También –detrás de los reflectores– trajo al Perú a los celebrados David Johansen & Liniers. Datos como esos no se esperan cuando vas a entrevistar a un actor de 23 años que prefiere mantenerse esquivo al común de la prensa nacional, que aparece como objeto de obsesión de miles de adolescentes peruanas y que no le da mucha bola al tema, o que tiene un nombre que ni por asomo lo identifica como peruano; pero esos datos son tan ciertos como que Jason Day formó a los 21 años una productora que opera casi fuera del reflector público por decisión propia. Se llama Compañía Peruana de Ilusiones. “Fue un nombre en homenaje a mi padre, que era presidente de Solgas. El nombre legal de la empresa –heredado de las modas de la dictadura militar– era Compañía Peruana de Gas”.

Compañía Peruana de Ilusiones también será la responsable de la llegada a Perú de MÁNCORA, la nueva película que protagoniza Day junto a la bomba ibérica Elsa Pataky, quien por ese entonces daba bastante qué hablar por su romance con el oscarizado Adrian Brody (se dice que ya terminaron, y Pataky ahora saldría con el divo francés Olivier Martinez aunque también se le ha visto con el famoso basquetbolista catalán de los Lakers, Pau Gasol). Day tomó las riendas de la distribución en el Perú y consiguió adelantar la fecha de estreno de la cinta lo más que pudo hasta este 3 de setiembre. “De todas las producciones en las que he participado, en ninguna me había sentido llamado a comprometerme como con ésta”, dice Day, sentado en la sala del hotel Miraflores Park Plaza una tarde de sábado. Piensa en esta película y no puede evitar destilar su sentido de orgullo. Viste casaca de cuero café y una chalina a cuadros estilo árabe. Lleva el cabello ralo. A su lado, sin comentar nada sobre su calculada barba incipiente o lo muy delgado que luce en persona, una guapa acompañante presencia la entrevista; tiene el cabello castaño y corto, una nariz muy respingada y perfecta, ojos claros, dientes blancos y televisivos. Tiene la expresión de una niña y no dirá nada, solo soltará un par de comentarios dirigidos a él, solamente.

 Es mi hermana. -dice Jason cuando le pregunto por ella. No le creo.
 Es que Jason tiene muchas hermanas. - añade ella, socarrona, y hasta ahí llegaremos con con la pregunta de rigor sobre parejas.

¿Para qué ver MÁNCORA? Pareciera que después del tsunami fílmico de la dupla Claudia Llosa-Magaly Solier con LA TETA ASUSTADA, el público peruano estuviera esperando más obras con ese nervio y nivel de introspección desafiante. MÁNCORA, desde el título, pareciera emparentarse con películas como la inconsistente DIOSES o la efectista LA MUJER DE MI HERMANO, las cuales usaban el marco estereotipado de las clases altas latinas para entreverar en una cama a sus protagonistas. Como si de tres regiones cinematográficas peruanas se tratara, cada que un realizador peruano toca las clases altas, su visión tiende a ser fría e irrelevante; cuando se habla de clases medias todo viene con banda sonora chicha, y si se trata de clases bajas nos vamos directo a los referentes andinos. “¿De veras te suena MÁNCORA a algo superficial?”, dice Jason. “A mí no, me suena como a un lugar de descanso, un lugar de retiro, hasta mítico si quieres”. Santiago, el personaje de Day, ha heredado el auto de su padre luego del suicidio de éste, no tiene dinero para la universidad. Llega a MÁNCORA buscándose a sí mismo. Encontrará a Elsa Pataky y a Anahí de Cárdenas.

¿Para qué ver MÁNCORA? Si acaso el interés en una trama de triángulos amorosos y realidades contrastadas no fuera suficiente estímulo, quizá valga un motivo que será explotado en cantidad de medios –prepárense para los especiales de los programas de chismes y las capturas de pantalla en los periódicos populares–, sin contar lo groseramente pirateado que será en Internet: “Anahí y yo tenemos una escena fuerte, una escena de trío, es la primera vez que se atrevió a hacer un desnudo total y me siento orgulloso de que hayamos podido sacar una escena así adelante”. Day cuenta el detalle con serenidad y voz aplomada, acaso entrenándose para reprimir lo incómodo e inevitable que será hablar de esa escena en un futuro.

“El papel exigía que esa escena se haga”, dice por su parte De Cárdenas, quien me contesta vía mensaje de Facebook. “O sea que antes de hacer o firmar cualquier cosa yo ya tenía esto pensado, por decirlo así. Mira, no puedo hacer nada si es que la escena se piratea o lo que fuera, lamentablemente hay gente que lo único que le interesa ver es eso y se olvida que hay todo un proceso detrás de la mera escena, como del personaje. Me daría lástima que la gente se acuerde de mí solo por eso, pero ni modo, no hay nada que yo pueda hacer”.

Ricardo de Montreuil, el peruano radicado en Miami que condujo a Bárbara Mori en LA MUJER DE MI HERMANO y que ahora firma MÁNCORA, estuvo promoviendo por cuanto medio pudo su nuevo filme. Cadenas de correo y redes sociales, entrevistas, toda la maquinaria puesta a su servicio en la medida de lo posible. Tamaño ímpetu dio enormes réditos: La première en Estados Unidos contó con celebridades latinas como Paulina Rubio y una alfombra roja por donde De Cárdenas y Day se codearon con el quién es quién de la fauna latina que habita la primera potencia.

Para Day, sin embargo, en su ideario personal solo cabe un actor como norte y su nombre sale inevitable en cada entrevista que ha dado cuando surge el tema de su vocación actoral: Johnny Depp. No hay dato sobre Depp que Day no sepa. Sabe que este hará de nuevo de Hunter S. Thompson en LOS DIARIOS DEL RON, sabe que Depp es mitad cherokee, que vive en una isla, que se casó con Vanessa Paradis, la niña mujer que cantaba “Joe Le Taxi”. Sabe. (Hasta pienso que su misteriosa compañera tiene algo de Vanessa Paradis y me estremezco). Por eso mismo es que Day rechazó cualquier otra agencia de management para representarlo que no fuera Duty, con sede en Los Ángeles, la misma que representa a su ídolo. O sea, Jason Day tiene al menos un vínculo ya con Johnny Depp. ¿Qué cosa tiene el resto? Le hago una pregunta que se me viene a la mente:

 El único personaje que parece habérsele escapado a Johnny Depp es El Guasón que hizo Heath Ledger. ¿Qué hubiera sido en las manos de él?
Se queda mudo. Se le pierde la mirada. Solo dice: “Uf”. Y un silencio de largos segundos nos separa.

Jason Day vive entre Nueva York y Los Ángeles, aunque ahora frecuenta más Nueva York, donde tiene un acting coach que prefiere no nombrar porque “está bastante loco”. Parece extraño que un actor que busca insertarse en Hollywood, en el verdadero Hollywood, se mude a la costa este. Debería estar en California, en Los Ángeles, allí donde todo sucede en su industria. “Lo mismo dicen mis managers”, contesta. “Pero siento que hay muchas cosas que me da Nueva York que necesito incorporar en mí”.

Nos interrumpen algunas llamadas. Suena su iPhone. Suena su Nextel. “No te preocupes, hablamos después”.

“A veces los managers me dicen que tengo que usar barba, o vestirme de tal o cual manera para una reunión. Pero hay un punto donde yo mismo decido. Tengo suerte, incluso han venido de Los Ángeles a visitarme aquí a Lima. Eso normalmente no lo hacen”. Con todo, es uno de los pocos actores nacionales que a su edad pueden contar historias con involucrados famosos de hoy como Christian Bale, el más reciente Batman y más reciente aún John Connor. Hace poco, Day estuvo grabando una nueva película en Nueva York de la cual no suelta más detalle y se hospedó en una habitación donde semanas antes estuvo Penélope Cruz.

“Me gustaba hacer que hablaba por la radio como John Connor en la última película de Terminator. Cuando tenía el micrófono cerca, imitaba su voz y los parlamentos y veía a la gente en los controles reírse. Bale es vecino de mi manager en Los Ángeles así que una vez conversamos y me dijo: ‘No sé si sea conveniente ser actor’. Fue un comentario preciso”. Preciso para un actor sin crisis de identidad pero consciente de que nadie toma en serio en el Perú un nombre como “Jason Day”. Suena a “Megan Fox”: Fabricado, cinemero, tan irreal como “Woody Allen”, “Cary Grant” o “Freddie Mercury”. Aunque, a decir verdad, Megan Fox sí se llama Megan Fox. Solo le quitó una equis a su apellido, originalmente eran dos.

MÁS INFORMACIÓN SOBRE ESTA ENTREVISTA EN LA REVISTA DEDO MEDIO N° 24 EN KIOSKO, GRIFO O SUPERMERCADO MÁS CERCANO.

1 comentarios:

claudia saavedra dijo...

me encanta jason day dsde q lo vi en mañana t cuento! su actuacion me parece demasiada buena... io estare apoyandolo en el cinemark del jockey

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